Y me reí u n poco de mi fotografía ya muerta.

Hompin, pequeño amigo:

Que sería de mí sin tu felicidad inquebrantable, siempre alegre. No nos parecemos mucho, tu siempre eres buena onda, no envidias, no mientes ni calumnias, no finges, no lastimas, no difamas, hasta creo que eres medio tonto... yo estoy toda acá, loca, llena de malas pasadas, fracasos, entorpecida, poco atractiva y con los dientes chuecos, tu ni dientes tienes y no te importa. La banda es bien rara, no entiendo a los "otros", ya no se como se hace eso, finalmente cada quien anda en su viaje, pero con toda franqueza, Hompin, me hace falta una comunicación cálida, real, palpable, de esa en la que no te queda la menor duda de nada, es un mero calificativo fantaseado, pues ahora dudo conocer esa clase de certeza humana. Hoy estoy triste, ayer también lo estuve y poco hablo de ello, me siento quebrada, sola y trato a diario de ver en el aire mi papalote, pero se me cae, se me quiebra, noche tras noche tengo que hacer composturas, agregar nuevas hojas, cambiar los palitos de madera, renovar el hilo, pero parece no ser suficiente. Ya me perdí, no se de que hablaba. Hoy recordé mi infancia, mi hermana, a la cual le tengo un odio-amor, mi madre, a la que públicamente detesto necesitar. Sigo en mi cajita de muñecas, no plácidamente, es mas una intrincada maleta que me con-tiene-pasiva-mente en un rincón, esperando lo peor, alucinaciones, delirios, locura, muerte, abandono, poco a poco siempre colapsan los castillos que con naipes viejos y arrugados construyo. Seré vagabunda, "un elevado estado de renuncia" escuche una noche, no perdería nada, aunque creo que el suicidio no se anda con medias tintas. Hompin, me hace falta un ser no imaginario, ya no quiero abrazar esquinas de paredes y fingir estar segura y tranquila en los brazos de mi fantasía que es más un cadáver. Que alguien o algo oprima el botón indicado para reiniciar mi proceso homeostático. ¿Puedo conseguir en la farmacia algo que cure mi falta de instinto de supervivencia? necesito algo de emergencia, pues el reloj de arena esta quebrado, que la fogata se me apaga, que no se pa que existo y mis manos ya se cansaron de evitar sumergirme en ese abismo, del que apenas logre asomar por unos instantes las narices, que estoy a un pelo de no creer en nada, ni en nadie.