6.7.09

Efemérides semanales o un no se qué, que anda perdido



1.1.800
Mi boca abierta no dice nada, no sé calcular el espacio retorico que ocupa tu pie al dar un paso más hacia ya no sé donde está. En un juego letal dejo caer pequeños conejitos color aceituna a tu espalda que descansa entre mi vientre y el esfínter azul que acompaña el cacareo del amanecer que no aclara nada mientras yo sin ropa prefiero jugar a que duermo y tú escuchas la sarta de tonterías que salen de la ventana. No tienes a-tien-tas. Así que igual da si mi boca dice algo.
800.2.03
Entrecortadas risas casi espasmódicas dan los aplausos de la tempestad que de verte se convierte en foca y yo arremedo con la venganza. Cómo quisiera haberle hecho un maleficio a aquella mujer que de buena gana quería estrangular sin siquiera conocerle; pero hablamos y discutimos entre robots añejos y sombras que me piden guarde tres lugares uno tras otro en la oscuridad que he de negar y que a la par no sé como decirle no abiertamente. Risas y más risas, ya se terminó la sala, yo no pude contener la goma de mascar.
003.8.1.1.
Sentí que iba a llover, entonces lloví; yo-vi---yo-ver. Tremenda granizada, no esperaba menos.
02.000.1.8321
Espeluznante tintineo me despierta a las dos y cuarto para las tres de la mañana, es la estúpida nostalgia contraída que abarca para no caer en tristeza ni decirte que las gotas de agua se meten por la ventana para corroer todo metal a su paso, entre ellos los colores; mis pies no aguardan el frío. Ni la taza de café que atraganta mí alfombra, ni aquel olor añejo que recorre el cuarto; podrán salvarme de no querer y a la vez alejarte.
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Es como tanta y tanta agua sin saber nadar, como inundaciones profundas en mi recámara y sólo en mi sola recamara que se contrae con tantas cosas sin encontrar fuga alguna al amanecer más cercano y recóndito que en mi pupila descansa.

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