Una taza con café, la cuchara, reflejos, espuma y mi evasiva inconsciente. Invariablemente hablamos de lo que se esconde bajo el colchón, del reverso de un espejo, ¿cómo funcionan los teléfonos?, ¿qué insecto te gustaría ser?, ¿qué prefieres, amanecer o atardecer? Nuestra contemplación y temores. Sin advertirlo nos lanzamos hilos, tejiendo conexiones, como cuando frente a "ellos" se suscita el aplazamiento del "yo", para en la omisión descubrirnos en calma.
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