29.9.09

La erotización de la experiencia y la experiencia de lo erótico.

Hoy comí atún. En el baño, su presencia inminente, orina aroma atún. 450 personas (y uno) en sucesivo intercambio-de aire, actividades dispersas, incomunicación existencial. De un momento a otro, (te) busco entre ellos-ellas destellos marítimos, como cuando el sol se oculta y el mar es dorado, cuando los peses se recuestan en las olas para descansar en ellas. Contemplando, sueñan con el sonido del cielo, con las alturas, con el viento, ser ave en movimiento. Entre las ramas te deje un regalo, te pedí que lo encontraras, y no en vano quiero que (me) encuentres, pero callas, sonríes y me abrazas (...) Si ha de ser noche de nuevo quiero que sea contigo, para establecer coordenadas y capturarte por un tiempo, porque te escapas, te vas a otro país, a volar en sus aires invernales y yo no quiero.
Pero, ¿Por qué te vas antes de tiempo? Una silla de distancia, tu mirada periférica me aterra, ¿Qué miraste? Ahora sabes que color de piel tengo. Me confundes, me distraigo y postergo lo inolvidable. Parecía haberte llovido en el camino y ahí, sin siquiera sospecharlo, invadí la sala para observarte y lo hice, a momentos, pero ¿tu? ¿Te llovió a caso?
En espacio y tiempo, sé que coincidimos a momentos, con las manos, con miradas, en pensamientos y palabras, escuchando y preguntando, eso es lo importante. No quiero determinarme a resultados concretos, quizá es más bello concretarme a la experiencia, "ser" en el compartir y cono-ser-nos en la belleza de lo sencillo.

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