No respondí a esa vos de profunda almohada, que por accidente escuche en sueños. Entre tus manos al otro extremo del hilo, pendía con angustia el vaso que en ocasiones conecta oído-boca-oído, pájaro-interferencia, como maléfica disonancia, posado postergando el vuelo, enrarece aun más nuestros complejos lenguajes gesto-parlantes.
Callada mañana, cuando confundo mi boca con un terreno baldío.
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